ZEUS, EL GORRIÓN Y EL PAVO REAL
Héctor Zabala ©
Porque Zeus puso a los
mortales en el camino de la sabiduría
cuando estableció como
ley adquirirla con el sufrimiento…
e incluso a quienes no
lo quieren, les llega el turno de ser prudentes…
Esquilo (Agamenón)
Contaban
los antiguos que, una vez creados los animales volátiles, pretendió Zeus darles
vestidos. Pero como era muy complaciente, no quiso imponerles moda alguna sino
más bien indagar sobre sus gustos personales para luego proceder en
consecuencia.
Así,
a medida que las distintas aves iban desfilando por delante del Olimpo, a cada
cual le preguntaba qué ropaje le resultaría de su agrado. Casi todas pedían
atuendos prácticos y –en lo posible– bonitos, pero el pavo real exigió un
vistoso y variopinto plumaje como para ser visto desde lejos y así erigirse en
la envidia y admiración de todo el mundo viviente.
Pero
cuando el amontonador de nubes convocó al gorrión, éste le suplicó vestir el
más humilde y discreto de los trajes.
Y
al ver la perplejidad de Zeus, el pequeñín se apresuró a explicar:
–Oh,
padre, ya que has creado tantas águilas y fieras con sus admirables mandíbulas
y garras, imagino que lo más sensato será dejarles toda esa admiración al regio
pavo también.
Después
de escuchar al gorrión, Zeus le guiñó un ojo y le otorgó muchos más graciosos y
sutiles meneos a manera de resarcimiento y premio. Pues no dudaba que el
pequeñín habría de sacarles provecho como ninguno de sus vástagos.